España bate records

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Monseñor Munilla: «En España se practica el aborto libre más agresivo del planeta»

Madrid- Monseñor José Ignacio Munilla, recientemente nombrado obispo de Palencia, ha salido al paso del reportaje de la televisión danesa sobre la clínica abortista ilegal de Barcelona.
Según informa «Veritas», en un artículo titulado «Sangre inocente» el prelado se refiere a España como la nación donde «se practica el aborto libre más agresivo del planeta Tierra».
Munilla considera que «los tres supuestos de despenalización del aborto recogidos por la ley española son «una auténtica tomadura de pelo». «El 98 por ciento de los casos de aborto son justificados bajo el supuesto de “peligro para la salud psicológica de la madre”, un eufemismo que esconde un evidente fraude de ley. La práctica del aborto en España no sólo es inmoral, sino también ilegal», sostiene.
En su artículo, el prelado equipara el aborto al infanticidio: «Nos escandaliza el infanticidio, pero somos capaces de admitir el aborto. La diferencia está en esa “cortina” -el seno materno- que nos permite ignorar el drama sangriento que permanece oculto», escribe. «Es necesario reconocer también el pecado de desidia de tantos católicos que se han replegado en sí mismos, renunciando a su deber de hacerse presentes en la vida pública y por el bien común», sostiene, aunque finaliza su artículo con un voto de confianza: «A veces es mejor conocer el rostro del mal en toda su crudeza, para reaccionar frente a él».

Mi querida España

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Hoy pongo la radio, escucho noticias, veo la prensa y pienso…, mejor dicho, me llega el recuerdo… Mi querida España Mi querida España Esta España mía, Esta España nuestra De tu santa siesta Ahora te despiertan Versos de poetas ¿dónde están tus ojos? ¿dónde están tus manos? ¿dónde tu cabeza? Mi querida España Esta España mía, Esta España nuestra
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Hombre maduro

«Debe ser muy triste llegar a viejo y pasear por las calles sin que nadie te salude»

Es tiempo de otoño. Ha amanecido nuboso y el hombre del tiempo ha dicho que esta tarde puede llover. El viento suave -compañero cotidiano en años ya vividos- acompaña mi salida de esta mañana.

Un señor mayor pasea cansino por la calle principal, con la mochila de los recuerdos a la espalda,-liviana carga, dulce en sonrisas y voces- imposibles ya para el retorno mas nunca para el olvido. Llega al cruce del parque y detiene el paso, indeciso, ¿por dónde seguir?

Busca algo que elimine la duda. De pronto, por la calle próxima aparece una mamá muy joven con un pequeño de pocos años.

Giran hacia la calle principal. La voz del niño suena a ruiseñor y la de su madre envuelve el aire en un halo de ternura.

El señor mayor ya no duda y camina decidido -pero con su andar lento- tras ellos, y observo, hasta que los pierdo de vista.

Me gustaría adivinar qué gestos recorrieron su cerebro esta mañana y esta tarde, saber en cuantos niños se convirtió aquel otro niño que cruzó mi vida esta mañana y ese instante. Seguí hacia el kiosco de prensa, dejando atrás la escena y al viejo-niño.

Pienso que debe ser muy triste llegar a viejo (con toda la connotación afectiva de la palabra) y pasear sin que nadie te salude o diga al menos:

-Adiós, ¿Cómo le va la vida?

O, simplemente, que alguien te mire y sonría; tu, sin más talento y título que el de los años vividos, hombre que encendió hogueras de luz, de amor y tolerancia y compartió los dones recibidos, aunque luego, algunos olviden que el hombre no nace, sino que se hace con la ayuda de otros muchos hombres que fueron generosos en la entrega y que no esperan si no morir en paz, cumplida su tarea, aquella que los ennoblece en la vida y después de su muerte.

Nadie con un mínimo de inteligencia podrá poner en duda que donde hay un hombre que triunfa, hubo, primero una familia e ineludiblemente, un buen grupo de personas que lo enseñaron y acompañaron a caminar.