A Alberto…Y ahora, Alberto, estoy aquí. La sinrazón te ha apartado físicamente de mi lado, pero no de mi corazón, de mi alma. Tú, que me ofreciste lo mejor de ti, tu amor, tu vida, y me enseñaste a sacar lo mejor de mí, ayúdame, ahora que estás más cerquita aún de Dios, a no olvidar lo que te escribí aquel día, aunque en estos momentos me cueste. Porque tenemos una hija, una familia, unos amigos maravillosos, a los que tengo que dar todo tu amor, que recibí y sigo recibiendo de ti cada día. Te quiero muchísimo y siempre te querré. Tu esposa, Nieves
¿Por qué quiero seguir viviendo?
Nieves Gómez de las Heras perdió a su marido Alberto en los atentados del 11-M. Se conocieron en la parroquia cuando ambos eran catequistas. Después de casarse, siguieron colaborando dando cursos prematrimoniales, y también decidieron adoptar a una niña. En noviembre de 2001 participaron en un Encuentro matrimonial, en el que Nieves escribió la carta que reproducimos a continuación. Volvió a leerla en el funeral de Alberto, «para transmitir vida y esperanza entre tanto sufrimiento»
No sé cómo empezar. Al plantearme esta pregunta me ha dado un vuelco el corazón. Estoy tan sensible que no puedo dejar de llorar; estoy aquí escribiendo delante de la ventana, viendo el cielo y un ciprés robusto creciendo sin torcerse hacia lo alto, como buscando a Dios, no importándole nada más, y esta sensación me da tanta paz interior que sólo por eso merece la pena vivir. Vivir para caminar juntos y descubrir el plan de Dios para nosotros, un plan de amor, de perdón, de entrega mutua, no sólo para nosotros, sino para nuestras familias y amigos.
Siento a veces que, como Dios escucha con atención a tantos millones de personas que somos, ¡cómo le va a importar mi insignificante problemilla, en comparación con las situaciones dolorosas de otras personas! Y pienso: ¿de qué me quejo, si tengo lo más importante? Y es cierto; Dios me da fuerza para vivir y luchar, y quiero vivir la vida para vivirla contigo, y contagiarnos mutuamente esta alegría de sentirnos queridos, sin temor a demostrarlo delante de la gente, y ayudar a descubrir a los que nos rodean que lo más importante es el amor, amar sin reservas, y que hay que vivir para poder experimentar este gozo, esta alegría y paz interior de sentirme amada y con la ilusión y fuerza de estar junto a ti, Alberto.
Sigue leyendo